Queremos iniciar este año 2024 reflexionando sobre las débiles acciones o actividades de prevención y control que en la actualidad se realizan en el mundo contra una amenaza enorme como son los arbovirus entre ellos el dengue y el Zika. Sabemos que hablar de este tema no es sencillo ya que impacta directamente a las instituciones que realizan actividades de vigilancia llevamos un par de años abordando temas diversos con la intención de que algún día los que dirigen las instituciones de salud y todas las organizaciones que trabajan y cooperan en la prevención y control del dengue y otros arbovirus puedan valorar esta información. Decimos lo anterior ya que nosotros hemos recolectado mucha información y analizado los datos de las supuestas actualizaciones en las estrategias desfasadas que todavía utilizan las unidades de vigilancia epidemiológica en toda América latina y vemos que poco o nada ha cambiado en más de 2 décadas.
Lo anterior es muy lamentable, pero se confirma todos los años con los brotes recurrentes en diferentes regiones de américa y el mundo, el año 2023 no fue la excepción ya que fue de los más brutales para varios países como Brasil, Argentina, Perú y Paraguay reafirmando el poco impacto de las acciones ejecutadas. El año 2024 en sus primeros dos meses ya deja fuertes impactos en las poblaciones de Brasil, Perú y Paraguay con sendos brotes. Tan solo en Brasil entre enero y febrero se registraron más de un millón de casos y como ejemplo Brasilia reportaba más 120,000 casos probables de dengue siendo una ciudad con 2.8 millones de habitantes y surge la pregunta obligada que hace falta por hacer y como ejemplo que aportan proyectos como el de la wolbachia que impacto tiene en los países donde se esta implementando , donde están los resultados y cuales han sido los beneficios para citar como ejemplo tan solo a Brasil. Es así como el dengue mantiene a LATAM de rodillas y es una amenaza constante. Los países parecen no darse cuenta que necesitan enormes mejoras en los programas vectoriales y dotar a las unidades de vigilancia de tecnologías desarrolladas para fortalecer sus operaciones y agilizar la toma de decisiones. Dejar de improvisar sobre la marcha y de inventar estrategias tan solo para dar la impresión que en verdad se está trabajando eficientemente.
Sabemos que no es del agrado de las autoridades enfrentar esta realidad y reconocer que luchan contra fuerzas poderosas de la naturaleza que tienen siglos de evolución perfeccionado sus técnicas y estrategias de supervivencia y que colonizaron nuestro continente sin que aun tengamos conciencia de ello. Tanto así que todavía estamos creyendo que con un par de operativos de limpieza o aplicando BTI para eliminar las larvas será suficiente. Que saturando las comunidades afectadas con fumigaciones masivas, muchas veces mal ejecutadas y mal planificadas van controlar la movilidad y reproducción de estos vectores. No están haciendo más que derrochar los escasos recursos que tienen sin obtener resultados positivos, más que las publicaciones en los medios de comunicación y medios digitales pero en la práctica el aumento de casos dice lo contrario.
La triste realidad es que todos los años miles de personas pierden la vida a causa de estos virus en algunas zonas como américa latina el causante es el dengue, en otras zonas como áfrica es la malaria pero en ambas regiones el vector es un mosquito. Lamentablemente gran parte de estas personas son de escasos recursos que viven en condiciones marginales y no cuentan con la infraestructura sanitaria necesaria para minimizar los riesgos y quedan a expensas que las autoridades actúen para protegerlos.
El motivo de hacer esta reflexión es para meditar y proponer un cambio de estrategia y de motivar a las autoridades a que abran sus espacios para replantear las estrategias y aplicar nuevos controles, buscar a nivel interno a las personas más preparadas que tengan los mejores conocimientos y sobre todo ideas innovadoras que puedan ser desarrolladas con la implementación de herramientas tecnológicas y planificar para el futuro. No esperen que desde el extranjero vengan supuestas soluciones ya sea aplicaciones o programas desarrollados sin estar apegados a nuestra realidad, ya que esto es lo que ha retrasado la implementación de verdaderas soluciones. Lamentablemente son pocas las empresas, los emprendedores y los investigadores independientes que trabajan en este campo tan complejo y sin ningún tipo de apoyo pero que hacen los esfuerzos necesarios por estar actualizados y contar con herramientas que si hacen la diferencia en la lucha contra estos virus y sus vectores. Las personas que laboran en los programas de vigilancia tienen que tener las herramientas y los conocimientos más actualizados y contar con las tecnológicas necesarias. Lamentablemente es la única manera en que se le puede hacer frente a estas amenazas. Los países que no den este salto e incorporen la tecnología tendrán que enfrentar serias consecuencias en el futuro y la pérdida de vidas humanas en sus países se incrementara cada año.
Todos los años el dengue desnuda los sistemas sanitarios de América latina y otras regiones del planeta. La dura realidad es que no hay capacidad de respuesta en los modelos de vigilancia actuales obsoletos y desgastados. Tristemente están lejos de poder implementar métodos innovadores como sistemas de control vectorial eficientes que implementen tecnologías avanzadas y sistemas de control automatizados y menos datos geográficos, climáticos o topográficos que los acerquen a entender el comportamiento del virus y el vector y de cómo estas fuerzas naturales interactúan y determinan el comportamiento de los mosquitos y la circulación masiva del virus en determinadas zonas.